​El proyecto "Guaviare, Labrando Memoria" se convirtió en una experiencia fundamental en mi vida universitaria, brindándome la oportunidad no solo de explorar un territorio fascinante, sino también de usar todas las herramientas adquiridas a través del camino universitario y poder participar y ganar el Premio José de Recasens en la categoría Transformación Social. 

 

Realizar este proyecto fue bastante significativo porque fue contar la historia y visibilizar la transformación del territorio del Guaviare, con una narrativa que se centra en las personas que han dedicado sus vidas a cambiar el entorno en un contexto de posconflicto. Poder lograr empatizar con los personajes y las historias, así como ser testigos de lo que ha ocurrido en todo su proceso de resiliencia es ver la cruda realidad fuera de nuestra burbuja y reconsiderar la cosmovisión que uno tiene como estudiante. 

 

Asimismo, fue significativo porque desde nuestra profesión aportamos un poco a la preservación de la memoria histórica y la reconciliación en la región, reconociendo los avances y retrocesos del proceso, pero también dando vida desde diferentes lenguajes a lo que ellos les ocurre, y tener la oportunidad de hacerlo, de trabajar con algo tan importante y delicado es una responsabilidad muy grande y una nueva manera de conectar con nuestro país. 

 

Junto a un grupo de trabajo diverso, plural y propositivo fuimos dando forma a un trabajo desde diversas perspectivas y habilidades, permitiendo y permitiéndonos aprender a trabajar en equipo, a buscar nuevas maneras de contar saliendo de nuestra zona de confort y sobre todo resaltar la realidad del Guaviare desde las voces de sus actores. 

 

Postular el proyecto a los Premios José de Recasens supuso seguir visibilizando esas voces que tanto nos ha importado destacar a lo largo del proceso. Creo que como grupo coincidimos en que Conexión Externado y los Premios José De Recasens son una manera de darle el lugar que se merece al esfuerzo de todo un semestre; a los desafíos y creatividad puestos en práctica; a que las voces sean escuchadas; a que los lenguajes y herramientas que empleamos cumplan su finalidad.  

 

Tener estos espacios de reconocimiento desde la Facultad, podemos ser conscientes que lo que hacemos no son solamente “tareas” o “parciales” sino que es una manera de adquirir experiencia y darle más valor a lo que hacemos, más allá de las calificaciones. Ganar el Premio José de Recasens no solo fue un logro destacado en nuestra travesía, sino también un recordatorio de la importancia de la dedicación, la colaboración y lo que adquirimos en nuestro camino universitario. 

 

Finalmente, también es importante resaltar que participar y ganar el Premio también es una ventana para que los demás vean y tomen postura sobre lo que hacemos a través de su interacción, retroalimentación o comentarios, algo que es esencial en este proceso, un componente vital para nuestro crecimiento personal y profesional. 

 

Al recibir comentarios constructivos, tenemos la oportunidad de reflexionar sobre lo que funciona, identificar áreas de mejora y comprender cómo nuestras habilidades y conocimientos se aplican en contextos prácticos. La crítica constructiva, sea através de jurados o de nuestros colegas o pares, no solo enriquece nuestro entendimiento, sino que también nos impulsa a mejorar nuestras habilidades, abrazando un enfoque continuo hacia el aprendizaje y la calidad, importante para cultivar un ambiente donde se reconozca el esfuerzo y se corrija o mejore aquello que tal vez no funciona.