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Osadía de un secuestro

El secuestro, en la sociedad colombiana, ha sido causante de grandes heridas y es, probablemente, uno de los crímenes que más rechazo y dolor ha causado de manera masiva en el país. La Comisión de la Verdad define el secuestro como “la privación de la libertad de una o más personas por parte de un actor armado bajo intimidación, amenaza u otros medios, condicionando la seguridad de las víctimas a satisfacción de factores económicos, políticos, militares, entre otros”.

Sin embargo, la victimización y el dolor que el secuestro produce no cesa el día de la liberación, pues no solo la persona que está directamente secuestrada es obligada a transformar su realidad, sino que sus seres queridos y la sociedad en conjunto, también son sometidos a sufrir una contradicción en el tiempo. Las vidas son aplazadas, los proyectos son interrumpidos, el mundo se sigue moviendo y los días se transforman en espera, asumiendo la imposibilidad de vivir “normal” bajo la esperanza de volver a casa.

Esta es la historia de Urías Clavijo, un comerciante del municipio de San Juanito, Meta, quien, como otras personas, sigue escuchando las cadenas del secuestro tras los pasos de su día a día, cambiando su manera de vivir, su manera de ver la vida y su manera de sentir la humanidad.

Nudo
Andrés Díaz.jpg

Crónica realizada por

para la clase de Lenguaje Sonoro (2023-1)

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